Esto ha sido un pequeño problema, ya que paredes, sillones, mesas y muebles han sido redecorados por la rápida pluma de mi niña.
Pero como se trata de no coartar su desarrollo, hemos logrado contener sus afanes pinturísticos mediante papeles que estamos pegando -previa observación de sus hábitos artísticos- en los lugares preferidos por ella para estampar su obra.
De esta manera, ella es feliz dibujando... y la Pame también, pues ya no tendrá que estar limpiando los dibujos de nuestra artista.
Martina en plena faena, con un ojo en el dibujo y otro en los Backayardigans.
(El pollo no lo hizo ella, eso si...)
(El pollo no lo hizo ella, eso si...)
Ya luego más novedades.
Un abrazo.