Tuesday, December 12, 2006

Con el permiso de ustedes...

Martina:

Nací un mes y medio antes del golpe militar de 1973. Llegué a este mundo en democracia, pero crecí en dictadura. (Ambas palabras puede que no signifiquen nada para tí, pero cuando seas mayor aprenderás a distinguirlas y a valorar a la primera y despreciar la segunda).

De a poco fui tomando conciencia de lo que pasaba en mi patria. Una de las melodías que tengo más arraigada es el tamborilleo frenético de la cortina de "El diario de Cooperativa". A casa llegaban revistas como la Apsi, Cauce, Análisis, Hoy, La Bicicleta, diarios como La Epoca, e incluso uno que otro Rodriguista. Información sesgada, dirá alguien. Para mí, la realidad cruda y descarnada de cómo mi país se hundía en su noche más oscura, sin mentiras ni el pan y circo que entregaba la televisión y la prensa de derecha.

No necesité tener a un ser querido detenido desaparecido, ni asesinado, ni torturado, ni exiliado
para compartir el dolor de sus cercanos. No necesité de hacer colas para entender que una democracia mal llevada, llena de bravuconería y retórica enardecida, pero también llena de sueños e ideales, no merecía ser aplacada por las armas, acallando de paso a más de 3000 personas... la mayoría culpable de pensar distinto, o simplemente de estar en el momento y lugar equivocado.

La represión, los vejámenes, la humillación que vivieron muchos chilenos no puede ser compensada ni con dinero ni buenas intenciones. El eterno peregrinar de cientos de familiares que ansían poder llevar una flor a la tumba de algun padre, hijo o nieto no va a acabar. Todo gracias a un ser despreciable y a su séquito de asesinos, ladrones y traidores.

Leí con angustia y pena el Informe Rettig. Lloré frente a la pantalla del televisor al ver las fosas de Pisagua. Aún se me aprieta de rabia y pena el estómago cuando cuando veo La Moneda en llamas. Pero sobretodo, siempre voy a recordar el cinismo y el sarcasmo con el que el dictador se burlaba de sus enemigos.

Ahora ese hombre malo ha muerto, pero no es una victoria total. Se debe estar atento al futuro y no dejar que los mismos errores abonen la tierra para que nuevos monstruos broten trayendo consigo su carga de oscuridad y muerte... de ningún lado.

Mi niña, al igual que yo, también naciste en democracia. Ojalá que cuando crezcas y puedas entender, también surja en tí el deseo de saber qué pasó. Recuerda siempre que para comprender el presente hay que conocer el pasado y que la memoria de un pueblo es lo que le mantiene vivo y consciente.

En mí siempre encontrarás un libro abierto. Mi versión de los hechos te dará el pie para que -tal como yo lo hice-, puedas seguir averiguando y contrastando visiones para que de esta forma seas una persona de bien, con una conciencia social, histórica y moral que te logre llevar por el camino de los hombres y mujeres justos y de corazón noble.

Te quiere.

Tu viejo.


"El mal triunfa cuando lo hombres buenos no hacen nada".
Edmund Burke.

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