El viernes pasado fuimos a ver lo de la ecografía, pero nos cambiaron la hora porque el doc se esguinzó. Por ende, no tengo mayores novedades para contar.
El otro día conocí a Renato, un futuro amiguito de mi niñ@. Tiene dos meses y los papás están terriblemente chochos. Conversando con Luchín, el papá, me di cuenta que albergo temores que no son sólo patrimonio mío, como el tema de la muerte súbita.
Recuerdo que con mi hermano menor (con el cual tengo 19 años de diferencia) también me pasaba lo mismo. Me quedaba a su lado mientras dormía, o bien lo iba a ver a cada rato, sólo para cerciorarme de que estuviera respirando, aunque nunca le pasó nada y dormía a pata suelta...
A la larga, yo creo que voy a estar con el mismo temor el primer año de vida, entre otras preocupaciones, pero debe ser parte de lo que conlleva ser papá... y uno se pega el cacho y te baja el remordimiento con tus viejos... 30 años preocupados por uno: que este niñito no come, que se va a caer, no lo vayan a atropellar, que amaneció con fiebre, que le duele la guata, que le pegaron en la escuela, que mira con quién se junta, que son las 3 y todavía no llega... con razón después se dedican a malcriar a los nietos, que con los hijos ya quedaron reventados.
Un abrazo
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